‘Espartaco’: una obra maestra del Kubrick menos Kubrick, para recordar a Jean Simmons

Este fin de semana pasado nos dejaba otro rostro de singular belleza personificado en la actriz británica Jean Simmons. De recibo es obligado volver a visionar, ya sea por quinta o sexta vez (nunca son suficientes) esa clásica obra épica llamada Espartaco (1960) y que supuso la obra menos personal de uno de los directores más personales que dio la Historia del Cine: Stanley Kubrick.

De casi todos es sabido que Espartaco fue un encargo para Kubrick, al que llegó de rebote. Con guión del reputado Dalton Trumbo, basado en la novela de Howard Fast, Kubrick comenzó a rodar tras la marcha (o despido) de Anthony Mann, ya que no era del agrado de Kirk Douglas.

Douglas era quien a la postre ostentaba el poder, al ser el dueño de la productora Bryna Productions, que inició el proyecto de Espartaco. Dicha productora tuvo gran acierto en una película anterior, la extraordinaria Senderos de gloria (1957), protagonizada por el propio Douglas y curiosamente también dirigida por Kubrick.

Aún así, lo que comenzó como un proyecto personal de Douglas terminó en halos de gran superproducción hollywoodiense con reparto de lujo (la propia Jean Simmons, Laurence Olivier, Tony Curtis, Charles Laughton, Peter Ustinov…) y que financió en su mayoría Universal (de ahí vino la imposición de Anthony Mann). Finalmente Mann se vio obligado a abandonar, dejando algunas escenas rodadas muy loables, como las del arranque del filme y la cantera.

La vida da muchas vueltas y cuando Kubrick aceptó el encargo, lo hizo para poder tener más libertad en el futuro. Dejó una obra que no es 100% de su sello, aunque quedó magnífica, y siempre renegó de ella porque no tuvo total libertad en la historia. Curiosamente, Espartaco se llevó 4 Oscar de la Academia… Aunque alguno alegará que Espartaco no es la mejor película de Jean Simmons, sí es una de las que más permite apreciar su talento interpretativo como Varinia, la cautiva enamorada de Espartaco.

Este post es para Jean y también es para Stanley. Seguro que cuando Kirk mire al cielo estará sonriendo con tristeza amarga por dentro y les recordará…